¿Las mujeres inducen al machismo?
Las diferencias de género desde casa son determinantes
La escuela como institución tiene gran injerencia en la erradicación de este y otros problemas sociales, se coordinan campañas en las que se realizan actividades y se revisan contenidos con el fin de sensibilizar y concientizar, incluso se implementan programas de valores. Sin embargo, todos estos esfuerzos no culminan cuando la familia no tiene injerencia en la prevención. Algo constantemente visto en el terreno docente es, que cuesta definitivamente más el implementar pautas de aprendizaje y de conducta, cuando el principal entorno no implica condiciones favorables para su consolidación.
¿Por dónde empezar?
Definitivamente con los más pequeños:
Los niños son habilidosos mentalmente, tienden a incorporar desde sus etapas más tempranas todo lo que perciben de quienes los rodean. Como padres es complicado separar la parte humana: patrones heredados previamente, ideologías, etc., pero si no se realiza una reflexión, si no se busca información y si no se intentan cosas distintas a las que fueron enseñadas, se estará únicamente depositando contenidos posiblemente obsoletos en las nuevas generaciones. Y de eso no se trata la evolución. Los adolescentes también están en transformación, puntualmente se encuentran en la etapa en la que deberán consolidarse a sí mismos a partir de todo lo incorporado y sus propias aspiraciones. El reto de las familias es enorme y compete a ambas partes.
¿Cuál es el papel de las madres en todo esto?
Como principal figura de enlace al mundo exterior en la infancia y principal figura de inspiración en la adolescencia, partiendo de que no únicamente se presentan las actitudes misóginas y machistas en los hombres, a continuación 4 ejemplos muy claros de lo que hay que evitar para no inducir al machismo desde casa:
- Asignar tareas domésticas solo a tus hijas o exentar de ellas a tus hijos: Lo que aprenden inconscientemente las hijas cuando eso sucede, es que la limpieza es concerniente únicamente a ellas. Por el contrario, los hijos se asumen totalmente ajenos a acciones y hábitos de limpieza. En realidad, toda persona debe procurar las mejores condiciones de sanidad en su entorno: habitación, vivienda y lugar de trabajo, dedicando tiempo y esfuerzo en ello. Todos en casa deben responsabilizarse de algo tan importante como la limpieza.
- Oponerse a la realización de determinadas actividades deportivas: La actividad física es importante y en las etapas más tempranas los únicos objetivos que debe perseguir son: la socialización y la diversión. Con el tiempo se aceleran los niveles de desarrollo de la coordinación, la toma de decisiones, la autoestima (por citar algunos de los más importantes). Físicamente hombres y mujeres guardan diferencias, pero para ello existen diferentes metodologías de entrenamiento de acuerdo al género, a las capacidades y por supuesto a la edad.
- Asociar determinados colores y tonalidades por encima de lo que llama la atención de tus hijos: Guíate por las preferencias y no por el significado arquetípico que tengan. Alguien que prefiera el color azul es libre de portarlo o colocarlo como prefiera y la significación que el colectivo tiene acerca de dicho tono (arquetipo), es independiente y no debería ser motivo de extrañeza. A nadie le viene mal un poco de información así que no pierdas la oportunidad de inquirir aspectos como: de dónde viene el interés por determinado color, dónde fue observado, en quién y qué es lo que genera específicamente, detona la comunicación, conócelos a fondo.
- Impedir la realización de determinados juegos y el acercamiento con ciertos juguetes: Asociado al punto anterior, los pequeños deben recibir instrucción sobre lo positivo y lo que hay que repetir, sin diferenciaciones sobre a quién le toca hacerlo. Se debe contar con la libertad de experimentar repitiendo determinados patrones si existe la iniciativa de hacerlo. Un niño que juega a cuidar a una muñeca incorpora patrones de afecto y una niña que juega batalla naval incorpora patrones de estrategia y decisión.