LOS GRANDES RETOS DE LA MATERNIDAD
Una labor compleja y trascendental en la existencia de dos
«El amor de una madre es como la paz. No necesita ser adquirido, no necesita ser merecido»
Erich Fromm
No es para menos que alrededor del mundo, se destine un día específico para consentir a mamá y que numerosas prácticas sean consideradas como parte de una conmemoración de la figura que, desde su nacimiento, la Psicología ha identificado como la más trascendental en la existencia humana, incluso por encima del padre, dada la temporalidad del curso del desarrollo: la madre. Al ser el primer enlace con el mundo exterior.
Hoy se reflexionarán una serie de puntos que justifican muy bien el por qué la madre se ha erigido como la figura definitoria por naturaleza porque representan bastante claro los desafíos a los que se enfrentan aquellas quienes por decisión o no, tienen ya en sus manos la vida de por lo menos una persona. Puntos que, quizá por ser tan definitorios en la existencia humana, intimidan a quienes no responden con un «sí» rotundo cuando se les cuestiona sobre sus planes de maternidad.
«Cuando las emociones de la madre están temporalmente comprometidas en otro lugar, los niños se sienten perdidos»
Anna Freud
El apego
Las frases de dos de los principales exponentes de la Psicología sirvan de referencia para hacer notar lo que en sus postulados científicos demostraron, al igual que otras figuras como Melanie Klein o John Bowlby, los teóricos del apego y sencillamente: de la cercanía física que se tenga con mamá a partir del nacimiento (sensaciones, gestos, palabras, estimulación), dependerán la intensidad y calidad de la socialización y de las relaciones afectivas que se establecerán en la vida. Hay que mantener mucho contacto físico con los recién nacidos para que poco a poco, asimilen seguridad pero también su individualidad.
Estereotipos de género
Los individuos reciben la influencia cultural de su núcleo más cercano y con ello conforman (o así debería ser) su propia representación y vivencia de la misma. Se quedó entre paréntesis el texto porque en ocasiones, las madres transmiten sus ideologías, actitudes, comportamientos y estereotipos en los hijos, ante lo cual esperan equivocadamente, se manifiesten repetitivamente y «asegurarse» de su cariño y lealtad. Hay que flexibilizar el criterio y diversificar las actividades para destruir las etiquetas que segmentan y encasillan. Hay que salirse un poquito de lo que se aprendió.
Rol de género
En relación al anterior punto, los hijos no solo observan con la mirada, sus sentidos son receptivos y entre más pequeños, hay mayor plasticidad: lo que escuchan lo integran sin cuestionamiento puesto que la madre (y bueno, también el padre) son los referentes que mayor peso tienen, para bien o para mal. Hay que cuidar lo que se dice y cómo se dice para que los hijos comprendan que no necesariamente, el ser mujer o ser madre, de la misma manera que el ser hombre o ser padre, implica exclusivamente tales o cuales responsabilidades y expectativas.
Autoconfianza
La comunicación es importante y una madre debe emitir altas dosis de retroalimentación; sea esta con el fin de corregir o de alentar, de aquí deriva la importancia de cuidar la formas ya que cada palabra que provenga de mamá, se potencializa. Hay mucho que decir para formar, pero es fundamental el discurso que se utiliza y la manera de expresarlos: lenguaje verbal y no verbal.
Autoridad
La madre que se considere una amiga está equivocada. Los padres son guías de los hijos, modelos de orientación y responsables de los mismos. Los hijos depositan en ellos durante toda su vida emociones, miedos y aspiraciones, entre otros. La transferencia es potente, por lo tanto, el mismo papel deben jugar en cuanto a la cercanía, apertura, asesoramiento, empatía y establecimiento de normas. Desde luego, hay que ser modelo de cumplimiento primero que nada, difícilmente los hijos presentarán conductas y actitudes que no perciben en quien se las exige.
Emociones
Al ser los padres el primer receptáculo de emociones de sus hijos, si mamá vivió una infancia en la que no externaba lo que sentía ni regulaba lo que la invadía y no modifica, sus hijos aprenderán a vivir reprimiendo sus emociones y sentimientos, lo cual no es sano y consistirá en una repetición de patrones por no saber sanar para formar de manera sana. Este trabajo se puede hacer antes de ser mamá o en el transcurso puesto que todo ser humano tiene ese reto.
Límites
En cuanto a reglas y castigos es necesario que se establezcan y hagan cumplir. Si los niños no aprenden a asumir que hay que acordar, respetar y responder ante el incumplimiento de compromisos y modos de convivencia, seguramente de adolescentes y adultos serán intolerantes y transgresores, primero en el aula y luego, en la calle, en el trabajo, en la vida. A un niño que en casa no aprende nada de esto, se le dificulta bastante aprender en un lugar que no es la casa, enfrenta muchos problemas, castigos y hasta exclusión.
La implicación de las madres es sumamente trascendente y ninguna de ellas es infalible porque son seres humanos con historias, vivencias y reacciones diferentes. Cada una tiene diferentes niveles de preparación y afrontamiento.
No todas las madres son psicólogas y dominan estos conceptos que son algunos de los principales aspectos que conforman su labor parental. Hasta las que son psicólogas no son perfectas, porque una cosa es asesorar en el terreno profesional y otra la capacidad de aplicar en su práctica, los conocimientos con sus familias.
Mamás: No les queda más que tratar de aprender día con día, ser empáticas y sobre todo disfrutar su experiencia. Para los días más oscuros quedará tomar un respiro y hasta hacerse de asesoría si es necesario.