DEJAR DE DECIR Y EMPEZAR A IMPACTAR
Como cada 4 años, los Juegos Olímpicos generan reflexiones importantes
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Las más recientes declaraciones de la llamada «reina de la gimnasia» han vuelto a poner en el candelero la utilidad del trabajo psicológico como parte de la preparación de los deportistas. Ante ello, profesionales de la salud mental de todo el mundo han alzado la voz, quizá reafirmando la verdad, quizá reclamando una oportunidad; más no se debe dejar de lado el compromiso que se tiene no solo hacia los deportistas, sino a la sociedad en general que es la que, finalmente engendra y modela a los individuos.
Como es costumbre cada cuatro años, el mundo está pendiente por algunos días, de los Juegos Olímpicos y esta edición Tokyo 2020 es atípica por las razones que todos conocemos, que desde luego cambian algunas condiciones. Todo se puso de cabeza tras el hecho de que una de las principales figuras reaccionó de una manera muy particular: renunciando a finalizar la prueba en curso ante un malestar elevadísimo ante lo que «debería ser» todo lo contrario resumiéndose en las palabras orgullo, satisfacción y realización.
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La psicología del deporte es el área de esta ciencia del comportamiento humano que se enfoca prioritariamente sobre el rendimiento, más no únicamente se limita a aspectos de productividad ya que dejaría de lado a la persona. Como parte de las ciencias de la salud, esta rama debe analizar permanentemente a la globalidad para poder ofrecer aquellas intervenciones que se adapten tanto a las necesidades competitivas como a la realidad histórica y contextual, de modo que a la par de su aplicación sucedan tanto su perfeccionamiento como su modernización.
Si los profesionales de la salud nos olvidáramos de nuestra misión que consiste en encontrar soluciones, dedicándonos solo a comunicar los resultados favorables que hemos alcanzado con nuestro trabajo o bien, aquellos que podríamos alcanzar, estaríamos acortando nuestras capacidades para detectar las problemáticas que nacen de la observación de la realidad y más profundamente del conocimiento de los individuos y el análisis de las circunstancias, que nos instan a cumplir el compromiso de estar y acompañar eficazmente, a quien lo solicite. No se debe olvidar que como gremio de la salud se interviene desde dos frentes:
El individual: Sobre las personas, sus procesos y sus familias. Psicoterapéuticamente los profesionales se involucran de manera comunitaria, al margen de sus alcances y limitantes. En ocasiones claro, se alcanzan los resultados más óptimos sobre las personas y su rendimiento. El éxito es tan multifactorial que se considera fortuito.
El social: Sobre colectividad, su contexto y situaciones. En este tenor salta a relucir el reto que hoy día la psicología del deporte tiene y es que, no solo la sociología o la antropología tienen la responsabilidad de incidir sobre el colectivo, también la psicología: Freud ya hablaba de una psicología de las masas y desde luego, en cuanto al fenómeno deportivo se tiene que asumir la tarea de analizar la mediatización y el comportamiento en masa, no se diga el impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Estos elementos realmente esconden las claves que amplían el campo de observación sobre aquello que necesitan los deportistas, sus familias, sus entrenadores, las instituciones y, desde luego que arrojan pistas acerca de en qué puede consistir nuestro trabajo o cuáles son las mejores formas de proponerlo y plantearlo.
En el caso de la citada gimnasta estadounidense, personalmente me parece evidente que este momento de su carrera, demanda una inmersión hacia su origen, un replanteamiento que le permita a la inspiración por la que la gimnasia es lo que más le gusta y lo que mejor sabe hacer, resonar incluso más fuerte que aquellas voces mediáticas potenciadas por la incidencia de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en nuestras vidas. Cuando la pasión es rebasada por «el deber ser», no significa que ya no hay nada que hacer, sino que se ha alcanzado lo que tanto se perseguía y es momento de surcar cielos más altos.
Cuando a un deportista le sucede algo similar en su camino, el revisar y replantear lo que recorrió para convertirse en quien hoy se encuentra de cara a esa experiencia, le será útil para definir y construir lo que resta de ahora en adelante: el trabajo mental es necesario para preparar el éxito, pero ¿y una vez que se alcanza? este continúa, pero se perseguirán otras necesidades acordes al momento evolutivo del proceso: sobrellevar el éxito alcanzado manejando las expectativas internas y externas. Conforme la persona incrementa sus dimensiones, la estructura también debe incrementar sus cimientos.
El profesional de la salud está para facilitar la autogestión de las personas pero a la vez, debe preocuparse por incidir sobre el contexto para, en la medida de lo posible, éste sea más transitable, menos hostil. Aunque para los deportistas es real que no habrá reto mayúsculo, esfuerzo más grande o estafeta más alta que conquistar, que enfrentar lo que habita en su interior; también es un hecho que las cosas pueden ser mucho menos difíciles afuera si los profesionales realizamos un trabajo completo que busque incidir a nivel global en la sociedad.