Este 8 de marzo no felicites a las mujeres, no las reconozcas por nacer mujeres, no les agradezcas su cariño, atención y sus cuidados. No hagas cumplidos que exalten el rol de género ni a tu mamá, ni a tu esposa ni a tu hermana, ni a tus amigas. Porque solo te alejas del verdadero sentido. A los hombres y mujeres que observes haciendo esto, transmíteles el siguiente mensaje:

Si cada día internacional de la mujer no se conmemora el rol de género, es decir, las actividades o tareas desempeñadas por ellas y tampoco se alude únicamente a las que se matriculan en carreras u ocupan puestos en los que conforman la minoría; entonces se conmemora las que a pesar de su integración al mercado laboral, poco o nada de equidad han percibido en su experiencia desde la revolución industrial hasta nuestros días y cada día salen con toda su preparación y su vocación, a realizar las funciones laborales que les corresponden, por dignidad; ya que, aunque el trabajo es el medio para satisfacer las necesidades económicas, también enaltece al ser humano.

En el camino a la equidad, muchas vidas se han perdido (este es otro motivo importante de reflexión para este día) y la principal causa de ello, es la violencia de género, la serie de agresiones implícitas o manifiestas, como resistencia ante el hecho de equilibrar la brecha que, no siempre ocurre por parte de los hombres, también en importantes ocasiones, por ego profesional (algo presente en todo ser humano) ellas han sido responsables de actitudes que fomentan la inequidad.